¿Religión en la escuela pública?
Durante estos últimos años en el inconsciente colectivo se ha creado la idea de que el principal problema a resolver en el sistema educativo español era si se debía impartir la religión dentro de las escuelas públicas o no. Pues bien, a pesar de ser un tema menor dentro de la complejidad del sistema público de enseñanza vamos a acometer su desarrollo.
Todos podemos entender que la laicidad de nuestro estado lo obliga a ejercer una posición neutral e imparcial frente a las religiones desde los organismos públicos. La enseñanza pública, por tanto, no debe instruir a sus alumnos de la escuela pública a que sigan una determinada religión ni obligar a los mismos a actuar bajo sus reglas. De igual manera los organismos públicos no deben sustentar económicamente ni publicitar una religión con preferencia a otras. Sin embargo la religión ocupa y ha ocupado una parte muy importante en la historia de nuestro país, tanto en la educación como en la vida social, sin la cual no podríamos entender el mundo que hoy tenemos ni el desarrollo de tales acontecimientos. Pero, que sucede ¿Debemos eliminar la religión de las escuelas?
" Lejos de ser una alternativa, la ética y la religión sirven para ejemplificar ante los estudiantes la diferencia de aquellos principios racionales que todos podemos comprender y compartir (sin dejar de discutirlos críticamente) frente a doctrinas muy respetables pero cuyo misterio indemostrable sólo unos cuantos aceptan como válido. Precisamente éste puede ser el primer tema que un buen profesor de filosofía brindará como reflexión ética inicial a sus alumnos.
¿Y la instrucción religiosa para aquellos que la deseen o quieran que la reciban sus hijos? Es una opción privada de cada cual que el Estado no debe obstaculizar en modo alguno pero que tampoco está obligado a costear a los ciudadanos. La catequesis es libre en una democracia pluralista, pero sin duda gana en libertad y diversidad cuando el ministerio público ni la financia ni la administra. Quizá los planes de estudio puedan incluir alguna asignatura que trate de la historia de las religiones, de símbolos y mitologías, con preferente atención si se quiere a la tradición greco-romano-cristiana que tan importante es para comprender la cultura europea a la que pertencemos. Pero no será prescriptiva sino descriptiva: no se ocupará de formar a los creyentes sino de informar a los estudiantes. Y desde luego no ha de estar a cargo de un cuerpo especial de profesores vinculados al obispado sino de especialistas en filosofía, en historia o en antropología."
" Lejos de ser una alternativa, la ética y la religión sirven para ejemplificar ante los estudiantes la diferencia de aquellos principios racionales que todos podemos comprender y compartir (sin dejar de discutirlos críticamente) frente a doctrinas muy respetables pero cuyo misterio indemostrable sólo unos cuantos aceptan como válido. Precisamente éste puede ser el primer tema que un buen profesor de filosofía brindará como reflexión ética inicial a sus alumnos.
¿Y la instrucción religiosa para aquellos que la deseen o quieran que la reciban sus hijos? Es una opción privada de cada cual que el Estado no debe obstaculizar en modo alguno pero que tampoco está obligado a costear a los ciudadanos. La catequesis es libre en una democracia pluralista, pero sin duda gana en libertad y diversidad cuando el ministerio público ni la financia ni la administra. Quizá los planes de estudio puedan incluir alguna asignatura que trate de la historia de las religiones, de símbolos y mitologías, con preferente atención si se quiere a la tradición greco-romano-cristiana que tan importante es para comprender la cultura europea a la que pertencemos. Pero no será prescriptiva sino descriptiva: no se ocupará de formar a los creyentes sino de informar a los estudiantes. Y desde luego no ha de estar a cargo de un cuerpo especial de profesores vinculados al obispado sino de especialistas en filosofía, en historia o en antropología."
El valor de educar, Fernando Savater.
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